Comunicado de Prensa
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Activistas estadounidenses exigen que se retire una estatua de la reina Isabel frente a la OEA
Activistas de Washington D.C. transformaron una estatua de la reina Isabel I de Castilla en el barrio de Foggy Bottom de Washington D.C. con prendas indígenas tradicionales. La intervención pacífica se realizó en la entrada de la sede de la Organización de los Estados Americanos (OEA), donde se encuentra la estatua desde 1966, cuando el líder fascista español Francisco Franco se la regaló a la organización multilateral que cada vez está más desacreditada.
Activistas de ascendencia latinoamericana e indígena exigen que el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, que retire la estatua, que representa el doloroso y continuo proceso de colonización en todo el continente americano. La reina Isabel patrocinó la expedición de Cristóbal Colón en 1492 que condujo al exterminio de millones de indígenas, estableciendo las bases del colonialismo español y del comercio transatlántico de esclavos.
Desde el primer encuentro de los colonizadores con el pueblo taíno en el Caribe, la reina de España fomentó el saqueo de los recursos nativos y la explotación de los pueblos indígenas, creando una enorme riqueza para el Imperio español. Hacia 1550, casi un millón de taínos fueron aniquilados por la violencia, la esclavitud y las enfermedades. El deseo de conquista de la reina Isabel también sentó las bases del comercio transatlántico de esclavos, en el que 12,5 millones de africanos fueron arrebatados de sus hogares y obligados a emprender un viaje peligroso a ultramar, generando a su vez una enorme riqueza para sus captores.
La vestimenta de la reina Isabel con un aguayo boliviano -un tejido símbolo de resistencia y lucha utilizado habitualmente por las mujeres de la región andina de Sudamérica- estuvo inspirada en una acción similar realizada por el grupo feminista boliviano Mujeres Creando en octubre de 2020. Los monumentos a las conquistas del pasado, antes glorificados como símbolos de la supremacía europea, han sido derribados en toda América. El gobierno local de Ciudad de México, por ejemplo, sustituyó una prominente estatua de Colón en el céntrico Paseo de Reforma por una mujer indígena precolombina conocida como la Joven de Amajac. En Estados Unidos, una estatua de la reina española y de Colón que desde 1883 se encontraba en la rotonda del Capitolio del Estado de California fue retirada ese mismo mes. En otros lugares de América Latina, activistas han convertido las estatuas de Colón y de la reina Isabel en líderes indígenas y, en otros casos, las han salpicado de sangre e incluso las han derribado al suelo.
La maniobra también llama la atención sobre el historial de la OEA de defender los intereses de Estados Unidos a costa de los gobiernos de izquierda en América Latina. Recientemente, la OEA facilitó el golpe de Estado de 2019 en Bolivia que destituyó a su primer presidente indígena y llevó al asesinato de docenas de indígenas bolivianos por parte de turbas derechistas. Retirar la estatua de la Reina Isabel de la sede de la Organización de Estados Americanos sería un reconocimiento por parte de la OEA de su compromiso de representar y respetar a todos los pueblos del hemisferio. Eso debe incluir a los pueblos que han sobrevivido a 500 años de colonialismo, genocidio y esclavitud, todos ellos resultado de las conquistas lanzadas por la reina Isabel en 1492.
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